Schaffhausen,
14
Enero
2018
|
23:59
Europe/Amsterdam

TIMELINE

La historia de IWC comienza con su espíritu pionero y una idea empresarial llena de valor: el relojero americano Florentine Ariosto Jones fundó la International Watch Company en Schaffhausen en 1868. Con ayuda de personal suizo de gran cualificación, maquinaria moderna y energía hidráulica del Rin, quería fabricar relojes de bolsillo de calidad superior para el mercado estadounidense.

En poco tiempo, Jones instaló una infraestructura de producción altamente industrializada en Schaffhausen para la fabricación de más de 10 000 movimientos al año. Después del calibre Jones, se procedió a realizar una estrategia de la plataforma, donde el «Modelo H» representaba el sello de calidad superior a principios de los años 1870. Los relojes fabricados se exportaban a EE. UU. y se enviaban a los distribuidores desde allí. Pero Jones no podía cumplir con las altas expectativas de sus accionistas: en 1875 se vio obligado a volver a América. Los accionistas de IWC nombraron al director americano Frederick Francis Seeland, para que prosiguiera con el legado de Jones en la industria relojera.

En 1880, la familia industrial de Schaffhausen Rauschenbach compró la totalidad de la empresa y comenzó a comercializar los relojes a nivel mundial. Gracias a la nueva directiva, se mejoraron los procesos de fabricación y la ingeniería de los nuevos relojes. IWC fabricó los primeros relojes de bolsillo Pallweber con indicación digital de las horas y minutos bajo la dirección de Johannes Rauschenbach-Schenk a partir de 1884. Durante la primera mitad de 1890, se produjeron 20 000 unidades de relojes sin agujas. Y ya en 1899 se documenta la venta de los primeros relojes de pulsera de Schaffhausen en numerosas fuentes. Para ello, los relojeros montan el pequeño movimiento de reloj de bolsillo de señora calibre 64 en una elegante caja con tapas de bisagra.

Después de la muerte de Johannes Rauschenbach- Schenk, Ernst Jakob Homberger toma el timón de IWC en 1905. Homberger comenzó a formar parte de la familia al casarse con la hija menor de Rauschenbach. En aquellos tiempos, su cuñado, el famoso psiquiatra Carl Gustav Jung, también participaba en la empresa. En 1929, Homberger se hizo cargo de las participaciones de Jung y se convierte en el único propietario de la manufactura. Dirigió IWC con mucho éxito durante la difícil crisis financiera de los años treinta, en su calidad de patrón estricto. Lleva a cabo esta tarea, entre otras cosas, implementando medidas duras ante el personal, y una política modelo inteligente y previsora.

Bajo su dirección, se han creado dos familias de relojes que han alcanzado el estatus de iconos hace ya tiempo. Inspirado en sus hijos apasionados por volar, Homberger fabrica un reloj con correa especial para pilotos en 1936. Con este Reloj Especial para Aviador se inicia la tradición conservada hasta la actualidad de los relojes de aviador. El reloj Portugieser nace en el momento en que dos importadores portugueses piden una serie de relojes de pulsera con calibre de reloj de bolsillo con precisión de marcha.

Homberger también ha demostrado visión de futuro en cuestiones empresariales. Albert Pellaton firmó un contrato en 1944 como director técnico de IWC, especialista reconocido en materias técnicas y de producción. Pellaton impulsó el desarrollo del primer movimiento automático independiente. Disponía de una cuerda automática especialmente eficiente que utiliza el pequeño movimiento del rotor en ambas direcciones para tensar el muelle real. El calibre 85 se lanzó al mercado en 1955 con el primer Ingenieur, que también disponía de una jaula de hierro dulce para proteger el reloj de los campos magnéticos.

Ernst Jakob Homberger murió ese mismo año y su hijo, Hans Ernst, asumió la dirección de IWC. Bajo su dirección, la manufactura inicia en 1967 la tradición de los relojes deportivos y elegantes con el Aquatimer. El reloj es hermético hasta una profundidad de 200 metros y dispone de un bisel giratorio interior para ajustar el tiempo de inmersión. Además, en 1967 se presentó el Yacht Club Automático, un «reloj elegante que le acompañará en cualquier ocasión». IWC también ha participado activamente en el desarrollo del primer reloj de cuarzo suizo: Beta 21 se lanzó al mercado en 1969 con su llamativa caja de oro hexagonal en el primer Da Vinci.

El alto precio del oro, la fuerza del franco y la aparición de relojes de cuarzo baratos afectaron fuertemente a la industria relojera suiza a mediados de años setenta. En 1978, la fábrica alemana de instrumentos VDO Adolf Schindling AG adquirió IWC. Los nuevos propietarios contrataron a un estudiante de ingeniería, Günter Blümlein, experto en materia de ventas y marketing. Reconoció el potencial de la mecánica de alta calidad y reforzó al relojero jefe, Kurt Klaus, en su idea de desarrollar un calendario perpetuo mecánico. En 1985 se lanzó al mercado el Da Vinci Calendario Perpertuo en Basilea. El módulo del calendario no necesita prácticamente ninguna corrección hasta el 2499 y se ajusta fácilmente desde la corona. En 1990, IWC subió a la cumbre de la Haute Horlogerie con el Grande Complication. En 1993, coincidiendo con su 125 aniversario, «Il Destriero Scafusia» se lanzó al mercado como el reloj de pulsera más complicado del mundo.

IWC no solo anunció su regreso a la mecánica bajo la dirección de Blümlein, sino que también afianzó su competencia en materiales, única hasta el momento: en 1980 se presentó el primer reloj con pulsera de titanio, en 1986 el primer reloj de pulsera de óxido de circonio y cerámica negra. Gracias a la colaboración con el diseñador industrial Ferdinand A. Porsche, se fabricó una serie de relojes especiales. No se ha olvidado el primer reloj de pulsera con brújula incorporada o el modelo hermético hasta 2000 metros, Ocean 2000.

Al principio del nuevo siglo, IWC fue comprada por Richemont. Tras la muerte inesperada de Günter Blümlein, Georges Kern fue nombrado director general de la manufactura. En 2002, se presentó el legendario Gran Reloj de Aviador con diámetro de 46 milímetros. En 2003, se lanzó el modelo Portugieser con calendario perpetuo e indicación de doble Luna para ambos hemisferios. Cada año, IWC presenta sus colecciones renovadas de seis familias de relojes en el Salon International de la Haute Horlogerie (SIHH) de Ginebra. En el nuevo siglo, IWC siguió creciendo con fuerza y se convirtió en una de las marcas de relojes de lujo famosas a nivel internacional.

Además, la manufactura apuesta por innovaciones técnicas como el calendario perpetuo digital, el sistema SafeDive de IWC para el ajuste seguro del tiempo de inmersión, el nuevo material Ceratanium® o el práctico calendario anual. La manufactura también presentó modelos Midsize en las colecciones Portofino y los Relojes de Aviador, además de modelos de señora de la familia Da Vinci. Desde 2017, la manufactura se encuentra bajo la dirección del nuevo CEO Christoph Grainger-Herr. Con motivo del 150 aniversario, IWC lanzó una colección de aniversario inspirada en los iconos de su historia, como los relojes de bolsillo Pallweber o el primer Portugieser. Sienta nuevas bases de diseño con esferas de color blanco y azul fabricadas mediante un minucioso proceso de pintura.

IWC SCHAFFHAUSEN

Con un enfoque claro hacia la tecnología y el desarrollo, la manufactura suiza de relojes IWC Schaffhausen lleva fabricando desde 1868 relojes de valor duradero. La empresa se ha hecho un nombre en todo el mundo gracias a su pasión por soluciones innovadoras, su espíritu inventivo y gran habilidad técnica. Como una de las marcas punteras a nivel internacional en el sector de los relojes de lujo, IWC fabrica obras maestras de la Haute Horlogerie que reúnen ingeniería y precisión con diseño exclusivo. Como empresa con responsabilidad ecológica y social, IWC apuesta por la producción sostenible, apoya a instituciones a escala mundial dedicadas al trabajo con niños y jóvenes y coopera con organizaciones comprometidas en la protección del medio ambiente.